Después de romper con el dominio de España, la República Holandesa predominantemente calvinista produjo un escultor de reputación internacional, Hendrick de Keyser (1565-1621). También fue el arquitecto principal de Ámsterdam y creador de importantes iglesias y monumentos. Su obra escultórica más famosa es la tumba de Guillermo el Silencioso (1614-1622) en la Nieuwe Kerk de Delft. La tumba fue esculpida en mármol, originalmente negro pero ahora blanco, con estatuas de bronce que representan a Guillermo el Silencioso, la Gloria a sus pies y las cuatro Virtudes Cardinales en las esquinas. Como la iglesia era calvinista, las figuras femeninas de las Virtudes Cardinales estaban completamente vestidas de pies a cabeza.[23]
Los alumnos y ayudantes del escultor flamenco Artus Quellinus el Viejo, que a partir de 1650 trabajó durante quince años en el nuevo ayuntamiento de Ámsterdam, desempeñaron un papel importante en la difusión de la escultura barroca en la República Holandesa. Este proyecto de construcción, ahora llamado Palacio Real de la Presa, y en particular las decoraciones de mármol que él y su taller produjeron, se convirtieron en un ejemplo para otros edificios de Ámsterdam. Los numerosos escultores flamencos que se unieron a Quellinus para trabajar en este proyecto tuvieron una importante influencia en la escultura barroca holandesa. Entre ellos se encuentra Rombout Verhulst, quien se convirtió en el principal escultor de monumentos de mármol, incluidos monumentos funerarios, figuras de jardín y retratos.
Otros escultores flamencos que contribuyeron a la escultura barroca en la República Holandesa fueron Jan Claudius de Cock, Jan Baptist Xavery, Pieter Xavery, Bartholomeus Eggers y Francis van Bossuit. Algunos de ellos formaron a escultores locales. Por ejemplo, el escultor holandés Johannes Ebbelaer (c. 1666-1706) probablemente recibió formación de Rombout Verhulst, Pieter Xavery y Francis van Bossuit.[25] Se cree que Van Bossuit también fue el maestro de Ignatius van Logteren. Van Logteren y su hijo Jan van Logteren dejaron una huella importante en toda la arquitectura y decoración de las fachadas de Ámsterdam del siglo XVIII. Su obra constituye la última cumbre del barroco tardío y el primer estilo escultórico rococó en la República Holandesa.
Hora de publicación: 18-ago-2022